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lunes, 27 de junio de 2011

La pastoral en el colegio o el colegio en pastoral (Vladimir Valladares)

Cuando hablamos de la actividad pastoral que se realiza en los centros educativos de carácter confesional –en este caso católico– nos topamos con dos dificultades bastante comunes. La primera, Qué se entiende por pastoral y la otra, Quiénes son los responsables de realizarla.

No existe dificultad en comprender el término “pastoral” como esa acción orgánica que la Iglesia realiza encaminada a un fin específicamente evangelizador. En el centro educativo esa acción está claramente reflejada en un calendario de actividades que buscan generar en los estudiantes experiencia de Dios. Esto si es que existe una planificación pastoral. Me atrevería a decir que en muchos colegios católicos se cree que hacen pastoral simplemente porque tienen una asignatura de formación cristiana o porque preparan a los estudiantes para algún sacramento.

Por otra parte, si en el centro educativo existe, lo que en algunos lugares llaman, Departamento de Pastoral, o Encargados de las Clases de Religión, o Profesores de Educación en la Fe, no se duda en asegurar que estos son los responsables de “hacer” pastoral en el colegio. Pero si estas figuras no existieran, entonces, tampoco se duda en decir que el único y gran responsable es el “cura” o la “monja” según sea el caso.

Pero, ¿esto es en realidad la pastoral en el colegio? ¿Son los antes mencionados a los que se les debe adjudicar toda responsabilidad pastoral?

La respuesta de la segunda cuestión es directamente proporcional al resultado que le demos a la primera. Por lo tanto, lo que nos ocupa aquí es clarificar eso a lo que llamamos pastoral en el colegio.

1. La actividad como pastoral, y no la pastoral como actividad.

Podemos agrupar las actividades que se realizan en los centros educativos confesionales en dos grandes categorías:

a. Las que tienen que ver con cualquier centro educativo, cualquiera que sea su denominación: Actividades académicas, culturales, deportivas.

b. Las que tiene que ver con lo específicamente litúrgico-celebrativo, retiros, clases de religión acompañamiento espiritual, grupos juveniles: Actividades pastorales.

Si dejamos esas categorías así de puras y presidiendo de la cuestión si hay alguna relación entre ellas, podemos concluir sin problema alguno en que así como existen responsables para el primer grupo de actividades, deben existir responsables directos para el segundo. Por lo tanto, la pastoral en el colegio es asunto de algunos y no de todos.

Esto es verdad, sí y sólo sí nuestra comprensión de la pastoral es parcial y la entendemos como un mero conjunto de actividades “religiosas” que se insertan en un calendario escolar paralelas a muchas otras actividades. Visto de este modo la pastoral puede incluso ser tomada como cualquier otro momento extracurricular más.

Pero lo que aquí estamos procurando subrayar es que la pastoral en el colegio no puede ser reducida a meras actividades aisladas como todas las demás y que no es competencia de unos “especialistas” como todas las demás; y mucho menos limitarnos a crear un dispositivo articulador que logre la tan querida interdisciplinaridad entre las asignaturas del currículo. ¿De qué estamos hablando entonces? De que la pastoral en el colegio es, y debe ser, una responsabilidad y un interés de todos aquellos que tienen una u otra incidencia en la vida escolar. ¿Por qué? Porque así como en una parroquia la acción pastoral es un quehacer de todos los miembros de la comunidad, realizada y distribuida en distintos ministerios (pastorales) y momentos –es aquí donde reside el carácter evangelizador de esta– en el colegio toda actividad realizada, toda acción programada, toda opción metodológica, todo ideario, y todo lo ejercido por los docentes dentro o fuera del aula es ya, y deber ser, en sí mismo pastoral; y toda comprensión de ser humano y sociedad que el colegio exprese tiene ese talante evangelizador.

Se podría objetar que la comparación entre la parroquia y el colegio no es válida. Podría no ser válida en cuanto a que ambas obras son en esencia distintas y con objetivos y públicos distintos; pero sí en tanto que ambas, como obras de la Iglesia, tienen una misión en común: Evangelizar.

Esto nos obliga a precisar este término.

2. La evangelización como plataforma de la pastoral

Por Evangelizar hemos de entender el anuncio de la persona de Jesús y su mensaje del Reino como una buena noticia para los hombres de todos los tiempos. A este anuncio le llamaban los primeros misioneros Kerygma: “la certeza de que Dios resucitó a Jesús, que lo constituyó Señor y que el mensaje por él anunciado, la buena nueva del reino, tenía que ser llevado a toda criatura”. Este es el núcleo de la fe cristina. La evangelización implica además del contenido antes descrito un desarrollo pleno de tres fases: la acción misionera o kerygmática (entre los no creyentes), la acción catecumenal o didajé (entre los recién convertidos) y la acción pastoral o diakonía (con los fieles de la comunidad).

Estas fases las desarrolla en su carácter evangelizador tanto la parroquia, en su especificidad comunitario-parroquial, como el colegio confesional con su especificidad académico-educativa.

Esto significa que toda acción realizada en el colegio es, y debe ser, evangelizadora; es decir, que lleva inmerso en las opciones metodológicas, didácticas y pedagógicas; en su concepción antropológica y social; en la selección de la ética o ideario a seguir, etcétera, el mensaje de la persona de Jesús, la oferta del reino por él anunciado, así como los valores por él practicados y las opciones de vida que hizo.

No se trata, entonces, y como algunos piensan, por poner ejemplos burdos, que en cada clase de matemática o química el profesor tiene que hablar de cuestiones de fe, cuando esto sí compete a una asignatura específica. O que hay que hacer oración al iniciar cada acto programado, cuando existen actividades litúrgicas que ofrecerán el espacio para la intimidad con Dios. Se trata de algo mucho más serio y profundo.

Se trata de que cada miembro del equipo académico y administrativo, no importando su posición, sea “un agente de pastoral”; es decir, un evangelizado que ha comenzado un proceso de conversión al reino (metanoia) y adhesión a Jesús; un creyente que es testigo del resucitado y vive la nueva vida del resucitado; por lo tanto, evangeliza a través de sus actos y forma de vida. En otras palabras, así como en pedagogía y psicología se habla de que lo que “educa es el ambiente”, aquí decimos con toda propiedad que lo que “evangeliza, también, es el ambiente”.

Lo dicho hasta ahora nos lleva a comprender la pastoral ya no como meras actividades religiosas puestas en un calendario, sino como la actividad por excelencia, el motor que mueve e inspira todo el quehacer de la vida en el centro educativo.

Es en este punto donde dejamos de hablar de “la pastoral en el colegio” para comenzar a referirnos “al colegio en pastoral”. Es decir, comenzamos a entender la pastoral como la acción misma, como el espíritu que anima el cuerpo educativo. Ya no como acciones paralelas a la vida colegial.

Por lo tanto todos en el colegio “hacen” pastoral, todos son responsables de hacer del centro educativo, no uno más como los demás, sino un espacio evangelizado y evangelizador. Una alternativa educativa, verdaderamente cristiana frente al modelo imperante.

3. Cuestiones pendientes

Lo expuesto arriba nos deja algunos temas e ideas, que por motivos de espacio podemos dejar pendientes por ahora. Pero en las cuales podemos seguir pensando y dando vueltas…

¿Qué dificultades genera esta forma de comprensión de la pastoral en el colegio?
¿Cuánta disposición existe de parte de las autoridades del centro para ofrecer espacios evangelizadores al personal docente y administrativo?
¿Cuáles son los límites entre la parroquia y el colegio?
¿Cómo debe comprenderse la pastoral social en el colegio?

Y algo que particularmente me resuena… y creo que pronto escribiré: ¿Podemos entender la pastoral como Presencia?
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martes, 7 de junio de 2011

Pentecostés (Frank Castillo)

Nos encontramos en tiempos donde se campea por todas partes “voces expertas en temas del ESPIRITU” y a mí no me deja de dar curiosidad como hoy en nuestro país, en nuestra Iglesia y en los grupos fundamentalistas o sectas se dice: “aquí se siente el espíritu, aquí se manifiesta el espíritu, aquí hasta sanaciones hay”, etc. Y surge en mi muchas dudas, ¿Qué es lo que sucede en estos lugares para dar semejante afirmación? ¿Cuáles son las “manifestaciones espirituales” que suceden? Muchos de ellos dan como base Bíblica la experiencia que vivieron los discípulos en el cenáculo de Jerusalén el día de Pentecostés. Relato que nos ha llegado a nosotros por medio del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 1-13. Y surgen más dudas en mi persona, ¿Qué es lo que Lucas, autor del libro, nos quiso decir con este relato? ¿Pentecostés que significa etimológicamente? Y ¿Cuál es el sentido o interpretación más adecuado para el texto?


Pues bien voy a intentar explicar por medio de una exegesis el texto de Lucas. Intentaré sacar su simbología y paralelos que tiene con la Religión y Cultura del pueblo Judío, también trataré de sacar su sentido Teológico, que al final es mi objetivo. Pues bien, empecemos.

1) Explicación Exegética del Texto:

Lo primero que voy a explicar, es que la palabra PENTECOSTES no es Hebrea, es griega pentékosté traducción hecha por la Biblia de los Setenta de la “Fiesta de las Semanas” del pueblo Judío. Esta “fiesta de las semanas” es la trasformación de un festival agrícola cananeo en una fiesta de culto a Yahvé: “al acabar la cosecha, los antiguos israelitas hacían la ofrenda de los primeros frutos a Yahvé, el Dios Santo de Israel que les había dado la tierra de Canaán” . Pero esta fiesta de pentecostés judío, tiene otros nombres como: “Pentecostés: “cincuenta días”, aludiendo al número de días que hay entre la fiesta de la Pascua y la de Pentecostés; Fiesta de las semanas: por las siete semanas, más un día, que se contaban entre Pascua y Pentecostés; Fiesta de la cosecha, o de la siega: debido a que Pentecostés se celebraba cuando se terminaba la cosecha de los granos principales, los de cebada y los de trigo; Fiesta de las primicias: aludiendo a su sentido pues en estas fiestas se presentaban en el templo, ante Yavé, las primicias de la recolección del trigo” .

Por lo tanto podemos decir que la “Fiesta de las Semanas o Pentecostés” judío: es claramente una fiesta de agricultores, que posterior a la instalación del pueblo de Israel en Palestina en la región de los Cananeos copia esta fiesta. “Presentas ante sus dioses los primeros frutos de cada cosecha era una costumbre típica de esos pueblos paganos” . Lo que hizo el pueblo Judío es “Judaizar” esta fiesta pagana-cananea. Esta Judaización tenía como objetivos: “dar acción de gracias a Dios por la tierra recibida (recordando la promesa de Yahvé en el Éxodo 3, 7); celebrar el jubileo judío de la libertad (recordemos que cada 50 años se celebraba en el pueblo Judío la condonación de todas las deudas económicas, para desaparecer las diferencias económicas en el pueblo Levítico 25, 10); donación de la Ley (los rabinos del siglo II de nuestra era, relacionaron Pentecostés con este recuerdo, Dios da la ley a Moisés Éxodo 20, 1-21)

Ahora que hemos visto qué significado tiene el Pentecostés Judío, vamos a ver qué interpretación o idea, quería darnos Lucas, con su versión de los Hechos Apóstoles 2, 1-13. “El suceso relatado por Lucas ocurre cincuenta días después del “éxodo” llevado a cabo por Cristo en Jerusalén” . Lucas lo que pretende es simbolizar en este acontecimiento es trabajar la temática de “Antigua Alianza-Nueva Alianza”.

Estos símbolos están muy marcados en su relato, recordemos que los que reciben el “Espíritu” son judíos de la antigua alianza, o sea la antigua alianza representa al pueblo de Israel, que recibió la llamada de Dios para ser su pueblo, aquí la figura representativa es Moisés. La nueva alianza representa a la Iglesia, que nace del espíritu, con la misión de llevar al mundo el mensaje de Cristo, teniendo como figura representativa a Jesús de Nazaret.

Con el simbolismo de las Lenguas de Fuego, Lucas nos quiere explicar el universalismo que tiene el mensaje de Cristo. Recordemos el relato de la Torre de Babel, del libro de Génesis 11, 1-9. Donde los seres humanos tienen una misma lengua, un mismo objetivo, un mismo pensar, etc. Yahvé actúa y les confunde la Lengua, para que no sigan en su proyecto de “querer ser como dios” . Y esta uniformidad del lenguaje va contra la voluntad de Dios, “la creatividad humana no puede limitarse a una sola forma de hablar” .

En el relato de Pentecostés de Lucas, se nos dice que manifestándose el Espíritu, en formas de lenguas de fuego, los discípulos después de ser bautizados en el Espíritu, lograron hablar las maravillas de Dios. Entremos en contexto del relato, la mayoría de los discípulos y de los judíos que llegaron a la “fiesta de las semanas”, son judíos de la diáspora. Los discípulos, que son en su mayoría judíos de la diáspora, conocen las lenguas que hablan en la diáspora. Pero el énfasis que da el bautismo en el espíritu, no radica en hablar lenguas extrañas, sino en “Hablar las Maravillas de Dios”, ¿Qué hablan estos discípulos bautizados en el espíritu” pues que Dios ha terminado un tiempo viejo (antigua alianza- pueblo Judío) y ha nacido un tiempo nuevo (nueva alianza – la Iglesia).

¿Qué nos quiere decir todo esto? pues que el tiempo nuevo, nos trae un mensaje, ya no exclusivo de un pueblo (Israel), sino que es de toda la humanidad, lo que se predica según el espíritu son las maravillas de Dios manifestadas y cumplidas en Jesús. El mensaje es Jesús de Nazaret, la buena noticia es el reino, y su mensajero es la Iglesia.

2) La Iglesia Primitiva una Comunidad Neumatológica: (características)

Después de todo este contexto exegético, vamos a intentar sacar las características de esa iglesia o comunidad Neumatológica.
a) Que es la Comunidad la que recibe el Espíritu: Dios no regala el paráclito en a una persona o grupo en particular. El Espíritu es para la Comunidad, que simboliza a la Humanidad Entera, donde la Iglesia está llamada a ser sacramento del espíritu.

b) Que el espíritu empuja a la comunidad a predicar un tiempo nuevo, “tiempo del Espíritu”, que no es otra cosa que el tiempo de Jesús, en él se cumplen las promesas del AT y el NT. Por lo tanto el espíritu nos empuja a ser Jesuánicos.

c) Que el espíritu nos lleva a ser seguidores de Jesús. Y este, tiene una misión concreta en el mundo, hacer presente con su vida “El Reino de Dios”, la iglesia está llamada a ser constructora del renio de Dios.

d) Que el espíritu da sentido a la apostolicidad de la Iglesia. Ojo no son los Apóstoles los que dan sentido a la Iglesia, es el espíritu quien da sentido a la Iglesia, donde los apóstoles son servidores y propagadores del espíritu, no sus dueños.

e) Por lo tanto una Iglesia Neumatológica, es una Iglesia que tiene por características: Universal, Cristocéntrica, Apostólica y Sacramento del Reino de Dios.


3) La Iglesia Primitiva modelo de Vida Comunitaria:


Aplicando estas características a nuestras vidas, como Familia, como Movimientos eclesiales, como Iglesia Católica y como salvadoreños, preguntémonos: ¿tienen todas estas realidades (familia, movimiento, iglesia, país) estas características espirituales? ¿Luchamos porque nuestras vidas sean “vidas en el espíritu”? ¿Somos dignos portadores de esta buena noticia?.

Si pretendemos ser familia, movimiento eclesial, iglesia, país, que viva según el espíritu de Dios, tenemos en primer lugar ser recinto universal de salvación, no somos exclusivos, nada ni nadie puede encajonar el espíritu, ya que le pertenece a la humanidad entera. Y es en la comunidad donde reside el servicio de los Apóstoles. La apostolicidad no dan sentido eclesial la comunidad, sino que es el espíritu quien convoca a comunidad y apóstoles al servicio de la humanidad.

Debemos de ser una comunidad Cristocéntrica, que coloque a Jesús como único centro (no el padre o la madre que mandan en la familia, no el líder o coordinador de la comunidad, no el obispo o el papa para la iglesia, no los políticos o los dueños del capital, etc) Ojo todos dicen que son cristocéntricos, habrá que ver si nuestra ortodoxia y nuestra ortopraxis, se asemejan a Jesús, “si en realidad se asemejan, sencillamente seremos perseguidos por los poderes de este mundo”.

Por último debemos ser como Comunidad Sacramental del Reino de Dios. O sea símbolo donde se note que la justicia, la Igualdad, la fraternidad, el amor. Son vivencias y lazos fraternos entre todos, ya que nadie está por encima del otro, sino que todos somos uno en Cristo Jesús como lo dice San Pablo. ( EF 2, 11-21)

Por lo tanto:

a) El espíritu no nos encierra en un grupo pequeño, que sea exclusivo de Dios, más bien el espíritu nos empuja a llevar la Salvación a la humanidad.

b) El espíritu no nos aparta de la realidad, sino que nos lleva a transformarla. Para evitar esa “Espiritualización alienante” que tanto campea en nuestra realidad”.

c) El espíritu nos lleva a pregonar al mundo entero que solo Jesús es único Señor y Salvador, no hay salvación en el poder, prestigio y Placer, esos son los ídolos que hay que destruir.

d) El espíritu es quien da sentido al servicio Apostólico de la Iglesia.

e) El espíritu nos lleva como comunidad eclesial, a ser signo visible y creíble del Reinado de Dios, aquí y ahora. Creando espacios de verdadera comunión, dejando las divisiones, los choques. Procurando ser vehículo del amor de Dios por la Humanidad.

Ya para ir concluyendo. Pentecostés es un tiempo litúrgico que celebramos en nuestra Iglesia Católica, para recordarnos que pertenecemos a una Comunidad de hermanos y hermanas que somos uno en Cristo. Que estamos llamados a llevar la buena noticia del reinado de Dios a la Humanidad y que nuestra única centralidad esta en Jesús de Nazaret. “Aquel que nos amo Primero” (RM 8, 37)
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