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jueves, 24 de marzo de 2011

MONSEÑOR ROMERO, UN BUEN PASTOR (Francisco Castillo y Nahúm Ulín)


Un día de estos mi compañero Nahúm Ulin me propuso meditar la lectura de Ezequiel 34, y me dio una clave de interpretación, ¿se aplica las características que Ezequiel da al buen pastor en Monseñor Romero? Y, de está pregunta, nos propusimos hacer una pequeña reflexión aplicando dicha lectura a los pastores (obispos, sacerdotes, líderes religiosos) de la actualidad salvadoreña, este punto lo analizaría Nahúm Ulin; yo le aplicaría la lectura a la figura tan enigmática que ha sido y sigue siendo M. Oscar Arnulfo Romero.

Lo primero que deseo expresar es que me siento honrado el intentar dar una pequeña reflexión sobre una de las características más bellas que tuvo nuestro Obispo Mártir. Cabe destacar que ya otros (Sobrino, Ellacuría, etc.) han escrito sendos estudios sobre la temática que me interesa. Pero apelo a la necesidad que siento en mi interior de expresar lo que me causo la lectura de Ezequiel, teniendo como punto de reflexión a Oscar Romero.

Ezequiel como todos sabemos es uno de los Profetas más enigmáticos de la historia del pueblo de Israel. Y, en nuestra tradición cristiana es ubicado en el orden de los Profetas Mayores de Israel. No hay que ser experto en Antiguo Testamento para saber que dicho profeta de donde se inspira el libro que tenemos en la actualidad juega un papel fundamental en aquella bella e inspiradora corriente llamada “Profetismo de Israel”. Pues bien, Ezequiel capitulo 34 nos habla sobre una “Palabra” dicha a Ezequiel por parte de Yavé, Palabra que es dirigida a los pastores de Israel, ¡Ay de ustedes, pastores de Israel: pastores que solo se preocupan de ustedes mismos! …, y sigue la lectura. Invito a leer en este momento el capítulo 34 de Ezequiel, para no trasladar íntegramente el texto y así dedicarme a interpretar las características del buen pastor.

“Las características del Buen Pastor”

El Buen pastor se preocupa de su rebaño: Según Ezequiel, para Yavé, el buen pastor es aquel que se preocupa por sus ovejas. Qué significa en este contexto “preocupa”. Pues nada más que estar pendientes de que no le falte lo vital a las ovejas para que vivan dignamente. Les facilita la leche, las viste con la lana, les lleva a lugares fértiles para pastar, se interesa por las débiles y busca a las perdidas. En fin, preocuparse por las ovejas es velar por que no les falte nada para vivir.

El buen pastor es punto de convergencia y no de dispersión: En el verso 5 del capítulo en estudio, se nos dice que, por falta de un buen pastor, las ovejas se han descarriado y se han vuelto presa fácil de las fieras. El buen pastor no solo las llama al seguimiento fiel, sino, que se gana la simpatía de sus ovejas. Al ser bueno con ellas, estas le siguen pues saben que con él estarán más que seguras.

El buen pastor busca a la oveja perdida: Según Ezequiel, una de las características fundamentales para ser buen pastor es tener la capacidad de buscar a la oveja perdida, pues forma parte de su rebaño, y el rebaño no es digno si le falta una de las ovejas, especialmente la descarriada.

El buen pastor venda a las ovejas heridas y fortalece a las enfermas: el buen pastor busca en todo momento el bienestar de todo su rebaño, y tiene la delicadeza de cuidar a las ovejas que se han herido por el ir y venir. No puede descansar hasta que sus ovejas heridas están vendadas, tiene noches de desvelo por aquellas que están enfermas. Su felicidad es verlas a todas saltando de alegría en los pastizales.

El buen pastor apacenta a todas con justicia: el buen pastor, no concibe que una oveja este más gorda que otra, por lo tanto procura que todas tengan acceso en equidad a los pastizales, que él les facilita a todas. Y cuando hay una más gorda que otra, según el verso 16, las elimina.

“Monseñor Romero un Buen Pastor”

Ahora intentare aplicar las características que Ezequiel coloca al buen pastor, y las contrastaremos con Monseñor Romero.

Monseñor Romero el Obispo que se preocupo por todo el Pueblo Salvadoreño:

Cuando fue electo para ser Arzobispo de San Salvador, Monseñor Romero, no fue bien recibido por toda la feligresía del país, ya que fue electo para detener a una Iglesia que se veía cada vez más llamada a la opción por los pobres y a su liberación de la opresión de una minoría rica y privilegiada que seguramente fue la que pidió al Vaticano se eligiera a este hombre para que se mantuviera la relación Iglesia - poder.

Pero, “los designios de los hombres no son los designios de Dios”. El tiro les salió por la culata, Monseñor Romero ha sido el obispo que más se ha preocupado por el pueblo salvadoreño. Él no fue un jerarca alejado de los pobres, alejado de los marginados, alejado de la realidad social de un pueblo que urgía de un buen pastor. Monseñor Romero hizo un obispado al servicio de todo un pueblo. Él como todos sabemos se preocupo en serio porque la realidad salvadoreña cambiará para bien de todos, incluso de aquellos que lo odiaban. Monseñor Romero hizo que la Iglesia tomara en serio esa opción que Medellín describe textualmente como “opción por el pobre”, y esta opción significara para Monseñor Romero un punto de inflexión, donde por amor a Jesús y a los Pobres deberá optar ó, por los que defienden la vida, ó por aquellos que ven en la muerte, desaparición y tortura, la única opción.

Nadie puede refutar el hecho de que Monseñor Romero se ha preocupado por el pueblo salvadoreño, campesinos, analfabetos, niños, mujeres, sindicalistas, clandestinizados, militares, ministros, embajadores, presidentes, líderes políticos, etc. Siempre tenían tiempo en su agenda, aunque como todo un buen pastor, no podía tratar por igual a sus ovejas (gorda y flaca según Ezequiel) Monseñor Romero, siempre priorizo por los pobres, campesinos, a la gente humilde, pues, él sabia que ellos en realidad eran los que lo necesitaban. Esta parcialidad no se la enseño ninguna Ideología, sino el mismo Jesús de los Evangelios.

Monseñor Romero el Obispo donde convergieron la Iglesia Católica y el Pueblo pobre Salvadoreño:

Una de las frases que más me duele escuchar en algunos Salvadoreños, es que Monseñor Romero solo buscaba dividir al pueblo salvadoreño provocando la “lucha de clases”. Lo que muchos de estos no entienden es que el mismo evangelio lleva a la confrontación entre el bien y el mal. El mismo Jesús nos dice “he venido a traer fuego a la tierra y como quisiera que ya estuviera ardiendo” (LC 12, 49-53). La naturaleza del Reino de Dios según el P; Sobrino SJ, por su antítesis que es el Anti-reino, lleva a una confrontación, pero, en este punto quiero destacar que el mismo M. Romero nos aclara la naturaleza de esta problemática: “El conflicto no es entre la Iglesia y el gobierno, es entre el Gobierno y Pueblo… La Iglesia está con el Pueblo y el pueblo está con la Iglesia, ¡gracias a Dios!” (Homilía 21 de enero de 1979).

Lo que muchos no entienden desde planteamientos políticos e ideológicos, es que M. Romero sabe aclarar con la clarividencia que da el Espíritu de Dios. Romero sabia que el lugar de la Iglesia era la realidad de los pobres. Es mas de ellos es la Iglesia. Pero lo interesante de esto es ver cómo lo irreconciliable, lo sagrado y lo histórico, convergieron en una Iglesia Popular, donde Dios tiene algo que decir a esta realidad. Sí, la causa de los pobres convergió en la causa de la Iglesia, que no es otra que el reinado de un Dios justo. Por eso podemos decir que M. romero es un buen pastor, ya que en el convergieron todo un pueblo, con una Iglesia que soñaba con la verdadera libertad.

Monseñor Romero el Obispo que busco la conversión de una sociedad perdida:

Hay gente que hasta ahora, 31 años después del martirio de M. Romero, se han dado cuenta que el no hablaba de política, sino más bien el predicaba un evangelio que llamaba a la conversión en varios niveles: conversión de la realidad política, de la realidad económica, de la realidad social, pero también llamaba a la conversión personal, y él como un verdadero Obispo, no limito su llamado de conversión, sino más bien, fue como Jesús. Integral en su llamado a la conversión de todo un pueblo que estaba perdido. En varias de sus homilías queda claro sus llamados de conversión a la sociedad y a la persona. Cito una de sus homilías donde nos llama a todos a un verdadero encuentro con Jesús, “como quisiera hermanos, que el fruto de esta predicación fuera que cada uno de nosotros fuera a encontrarse con ese Dios” (Homilía 10 de febrero de 1980). Para M. Romero nadie se conoce en realidad si no se “ha encontrado con Dios” (Homilía 10 de febrero de 1980). Y eso nos muestra como M. Romero procuraba una verdadera liberación, donde Dios tiene lugar.

En el caso al llamado a la conversión de la sociedad salvadoreña, Romero procuro siempre que sus Homilías fueran llamados a la conversión. Para Romero, si la causa de liberación de los pobres no tiene su correlato con Dios, no se he de lograr una autentica liberación. Él mismo en su última homilía de la Catedral de San salvador, lo dijo: “En nombre de Dios les suplico, les ruego, les ordeno” (Homilía del 23 de marzo de 1980). Siempre procuro ser la voz de Dios que llama siempre a la verdadera conversión de un pueblo que necesita libertad.

Monseñor Romero el Obispo que sano las heridas de un Pueblo ensangrentado:

“A mí me toca ir recogiendo atropellos y cadáveres” (Homilía del 19 de junio de 1977). Así M. Romero describe textualmente su ministerio. El fue un Pastor dedicado a su rebaño. De él cuentan que ni tiempo para descansar tenía, que siempre lo buscaban las y los campesinos para pedirle ayuda, consuelo y fortaleza. ¡Qué gran talante de ser humano! para poder tener la capacidad de ir sanando a un pueblo que día a día era ensangrentado por la injusticia de la clase dominante. A él acudían miles en la semana para pedir ayuda, denunciar atropellos y represiones. A él acudían para pedir un poquito de esperanza.

M. Romero fue un verdadero patriota, un verdadero salvadoreño, porque amó, y sirvió al verdadero pueblo salvadoreño. El mismo reconoció en sus ovejas, “al Divino traspasado” (Homilía del 19 de junio de 1977) al cual le debe respeto, obediencia y amor. Qué Pastor, qué hombre más integro, que puso a Dios y a los Pobres por encima de todo.

Monseñor Romero el Obispo de la Justicia de Dios para los Pobres:

Dice Monseñor Casaldaliga: “Todo es relativo menos Dios y el Hambre”. De esto podemos decir que M. Romero tenía muy claro cuál era su misión: Ser el Pastor que procura la justicia para los que se les ha negado la oportunidad de vivir en dignidad.

Y es que M. Romero sabía que el sistema económico, político y social estaba viciado y amañado para beneficiar a los ricos y explotar a los pobres. El mismo lo dice “la ley es como la culebra, solo pica al que esta descalzo” (Homilía 20 de agosto de 1978). “En nuestro país hay un cable de alta tensión, quien lo toque se quema” (Homilía 12 de agosto de 1979). “Que satánico es nuestro sistema, que hace que pobres se maten con pobres” (Homilía 16 de abril de 1978). Pero M. Romero tenía claro que esos cambios, necesitaban de una organización político- social donde los pobres tuvieran un lugar y se les defendiera sus intereses.

Para M. Romero un cambio, un desarrollo que no beneficie a los Pobres no es desarrollo. “De que sirven grandes edificios, y carreteras lujosas, donde solo pasarán una minoría privilegiada… y no el pueblo pobre” (Homilía 15 de julio de 1979). Si el desarrollo y la justicia no son en beneficio del pobre, no hay en verdad progreso. Para él, el sistema económico que no busca el beneficio de los pobres es obsoleto y hay que cambiarlo. “Quítense los anillos señores de la oligarquía, antes que les arranquen la mano” (Homilía 13 de enero de 1980).

No me queda ninguna duda que M. Romero de lo anterior, había hecho toda una Espiritualidad. En él se cumple aquel texto del Evangelio de Mateo 6, 33: “Busca primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás vendrá por añadidura”. Él sabía que la justicia de Dios es parcial y exclusivamente para los pobres. Pensar lo contrario, es estar en contra del mismo Dios que revela Jesús. “Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios” (LC 6, 20).

Ya para ir concluyendo, podemos seguir destacando todas las virtudes que M. romero tiene para afirmar que el es un buen Pastor, pero no quiero terminar sin destacar la cualidad fundamental para decir que M. Romero es buen pastor.

“El buen Pastor es el que da la vida por las Ovejas, (JN 10, 11) Monseñor Romero el Obispo que dio su vida por el pueblo salvadoreño”

El martirio de M. Romero es muestra de su gran corazón: Él estaba APASIONADO por Dios y los Pobres. No me queda ninguna duda que su corazón palpitaba por estas dos realidades. El no podía ser infiel al reino de Dios e infiel al pueblo. Pudiendo escapar, no lo hizo, y su ejemplo no es otro más que el de Jesús de Nazaret, al que de seguro encontró al final del camino. Solo Jesús es capaz de seducir de esta manera, y estoy plenamente convencido, como Salvadoreño, Teólogo y Católico que soy, que M. Romero ha sido el mejor regalo de Dios para nuestro pueblo y nuestra Iglesia Salvadoreña para recordarnos que Dios aun camina con nosotros.

Que viva M. Romero, su sangre nos recuerda quienes son los que de verdad aman a Jesús.

3 comentarios :

  1. “Fue electo para detener a una iglesia que se veía cada vez más llamada a la opción por los pobres y a su liberación de la opresión de una minoría rica y privilegiada...”
    Hoy, 31 años después, nos encontramos en la misma realidad, pero con una opresión diferente, pero que igual exprime y mata a la gente más pobre. Con la diferencia de que cada vez hay menos gente con el valor y sobre todo con la conciencia de Monseñor Romero.
    Monseñor, no sólo ha sido un regalo para El Salvador, sino que ha sido un ejemplo y un valioso obsequio para el mundo.
    Buena entrada, siempre se hace necesario recordar a los personajes que cambiaron de forma positiva la historia, máxime hoy que se recuerda su partida del mundo terrenal.
    ¡Saludos!

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  2. Los felicito por la entrada!

    Monseñor Romero, para mí el guía espiritual más representativo de las comunidades cristianas en nuestro país, en vida plantó en los corazones del pueblo la ansia de libertad, era una fuente de esperanza y es imposible que su muerte no causara dolor y decepción, pero el sigue vivo en la esperanza de muchos corazones, sus frases memorables todavía nos invitan a reclamar justicia, ¿Cómo es posible que se pretenda callar al pueblo con la muerte? o peor aún que permitamos que las grandes injusticias sigan existiendo deliberadamente, no se puede esperar que venga otro mártir a morir por su pueblo para que tomemos conciencia.

    Realmente interesante y bonito.
    Suerte.

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  3. Pero es que usted tiene una manera tan bonita de expresarse sobre este hombre.
    Me parece que hay que seguir luchando para conseguir lo que M.Romero quería conseguir, El Salvador, los verdaderos salvadoreños, los que queremos un cambio (ojo, un cambio desde abajo no de los de arriba) tenemos que encontrar una forma para revolucionar, como usted lo mencionó en clases, a este país, que a mi parecer es una bendición de Dios.

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