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jueves, 21 de mayo de 2015

Monseñor Romero y la Teología de la Liberación (Frank Castillo)

Quiero expresar en pocas líneas unas ideas que vienen dando vueltas en mi cabeza, concerniente al tema y la posible relación que hay entre M. Romero y la Teología de la Liberación. En estos días previos a la Beatificación de Monseñor Romero he participado con mucha disposición y criticidad de foros, conversatorios, lectura de artículos, etc., que giran en torno a la vida y obra de M. Romero. He notado en los escritos, y en las ponencias una tendencia en la mayoría de los expositores a intentar por un lado, encontrar la relación entre Romero y la Teología de la Liberación; y por otro, la mayoría de los expositores que hablan por parte del Arzobispado de San Salvador, intentan desligar y negar que exista relación entre el obispo mártir y el fenómeno teológico tercermundista. 

Debo aclarar que este tema no es nuevo. Desde que M. Romero saltó al escenario eclesial latinoamericano como el Obispo defensor de los Pobres, se intentó ligar (de parte de sus detractores) a Romero con dicha corriente, ya ni se diga después de su martirio y el peso de su vida. Aquí caben hacerse un par de preguntas: ¿Qué pensaba M. Romero sobre la Teología de la Liberación? ¿Qué hizo Romero para que sus detractores lo catalogaran como aliado de dicha corriente teológica? ¿Qué tiene de similitud la Teología de la Liberación con la praxis de M. Romero?

El Obispo Romero y la Teología de la Liberación en un primer acercamiento 

No voy a citar estudios y artículos bien documentados sobre estos temas. Mi objetivo es ser conciso en las ideas. Pero en este primer apartado quiero dejar en claro que en un “primer momento”[1] la relación y postura de M. Romero sobre la naciente Teología de la Liberación no fue buena y mucho menos fructífera. 

De todos es sabido que M. Romero en los tiempos que fue director del “Semanario Orientación”[2] dedicó editoriales enteros para criticar ese fenómeno teológico que él veía contrario a las ideas tradicionales que la Iglesia Católica había promulgado y defendido por muchos siglos. Romero observaba dicha corriente con ojos críticos y desconfiaba en lo bueno que podría salir de esta forma de entender, hacer y vivir el Evangelio. Su celo por la ortodoxia católica no sólo llegaba a la confrontación escrita contra los que implementaban dicha teología, sino que también los enfrentaba en directo con nombre y apellido; de todos es sabido que, por poner un ejemplo, Romero denunciaba de falsa enseñanza la Cristología del P. Jon Sobrino SJ, donde para éste y su teología, dedicó muchos de los editoriales del semanario orientación, donde minusvaloraba y criticaba a dicha cristología como una “horizontalizacion del mensaje cristiano”[3]. Así fue en un primer momento la relación entre Romero y la Teología de la Liberación, no expongo más, pues la idea se sobreentiende.

La praxis pastoral de Monseñor Romero: ¿una teología de la liberación hecha vida? 

Diferente es la relación existente entre M. Romero y la Teología de la Liberación cuando es elegido como Arzobispo de San Salvador. Es tan marcada la diferencia entre esta etapa con la primera (antes expuesta), que podemos decir en forma de resumen que Romero dejó de ser el obispo conservador a ultranza y se convirtió en “la voz de los sin voz”. 

Nadie que es responsable con la historia puede negar que la relación de M. Romero con la Teología de la Liberación es muy distinta cuando éste fue Arzobispo de la Arquidiócesis de San Salvador. Sólo quiero partir de un hecho que confirma dicha idea, quienes son los que asocian a Romero con la corriente teológica en un primer momento: No son los miembros de la Iglesia salvadoreña, mucho menos la gente del Vaticano; son la gente rica del país, los que colaboraron en hacerlo arzobispo, son los que lo acusan a Romero de haberse aliado a dicha corriente teológica. Aquí cabe mencionar que Romero fue visto con recelo desde su decisión de hacer la “Misa Única”[4] en homenaje y denuncia del Asesinato del P. Rutilio Grande SJ, sacerdote intachable y buen amigo de este. Estas primeras decisiones le mostraron a la Oligarquía Salvadoreña que su carta eclesial había cambiado. Tampoco podemos negar, que algunos miembros de la Jerarquía de la Iglesia Salvadoreña se pondrán en alerta con las decisiones que el recién Arzobispo ira tomando. 

¿Qué hizo M. Romero para ser acusado por parte de la Oligarquía Salvadoreña de ser un ideólogo de la Teología de la Liberación? Aquí cabe una aclaración que es fundamental: la Teología de la Liberación no nace en una academia o universidad, no nace en un escritorio y mucho menos es concepción de unas mentes iluminadas. No y mil veces no, la Teología de la Liberación nace y se mueve en un primer momento en la vivencia de fe de las comunidades pobres y cristianas del continente latinoamericano. Ósea la teología de la liberación nace y se inspira por los pobres y marginados, aquí toma un papel protagónico la “Lectura de la Biblia desde los pobres”[5]. Los pobres se preguntan ¿qué piensa y quiere Dios de la pobreza y exclusión que ellos sufren?, la lectura de la biblia y la vivencia cristiana se vuelve una expresión de revolución y de rebeldía al sistema establecido. 

Si la Teología de la Liberación nace y crece en el seno de las comunidades pobres, es lógico pensar que M. Romero al ser un hombre cercano a la realidad del pobre, se verá confrontado e interpelado por dicha forma de hacer teología. Es la cercanía del pastor con su rebaño lo que hace que Romero empiece a ver la novedad que es la Teología de la Liberación, que no pretende más que, responder a la pregunta ¿Cómo decirles a los pobres que Dios los ama? El contacto con la gente pobre y su realidad le demostrarán a Romero que es urgente un nuevo paradigma teológico (no se trata de cambiar de mensaje, sino de ser fieles a la esencia del EVANGELIO). M. Romero no solo conocerá y entenderá los dolores y sufrimientos de su pueblo, sino que como buen cristiano deseará y tendrá que luchar por transformarlos, y creo personalmente que ese será su cercanía fundamental a la Teología de la Liberación, la fe entendida en clave liberadora, no se conforma con esperar la “Salvación escatológica”, sino más bien, busca construir una penúltima palabra que sea preámbulo digno y justo de la última palabra salvadora de Dios. Siendo más explícitos, Romero ya no solo predicaba la salvación en la otra vida, de la cual nunca dejo de esperar y confiar, sino que comienza a predicar y a construir una salvación en esta historia, comienza a comprender que las cuestiones y temas estructurales son importantes y necesarios para construir una nueva sociedad, justa y libre, donde los pobres tengan un lugar. 

Recapitulando y concluyendo este apartado, se puede afirmar que la cercanía de M. Romero a la Teología de la Liberación se da por su contacto con la realidad de los pobres, la dolorosa e injusta exclusión a la que los pobres se ven sometidos, enseña a Romero donde y como debe de actuar un verdadero seguidor de Jesús. Romero no solo se acercó, comprendió y se solidarizó con los pobres en contra de su pobreza, sino que además se ENCARNO, se hizo parte de ellos, de sus sufrimientos y angustias, pero también de sus esperanzas y sueños, en fin, M. Romero hizo caso a Jesús y se fue a buscarlo y servirle donde los sencillos y humildes. Total ahí se encarnó el mismísimo Dios, ¿no es ese el principio de la fe cristiana? M. Romero no era un teórico de la Teología de la Liberación, más bien la practicaba, porque hacia vida el Evangelio. 


Monseñor Romero un humilde servidor de Dios que puede pedir perdón sin pedirlo (Reconciliación simbólica con la Teología de la Liberación) 

Termino estas ideas, con algo que me parece bota la tesis de aquellos que defienden a capa y espada la NO cercanía (si se puede decir así) entre M. Romero y la Teología de la Liberación. 

El P. Jon Sobrino SJ, es uno de los referentes mundiales de la Teología de la Liberación, él ha vivido casi toda su vida en El Salvador, y desde que ha estado en el país, ha intentado servir a la Iglesia, a la Compañía de Jesús y al pueblo Salvadoreño desde su Sacerdocio y su Teología. Pues bien, como mencione anteriormente en un primer momento, M. Romero enjuiciaba de reduccionista las enseñanzas en materia Cristológica enseñada y profundizada por el P. Sobrino, la relación entre ambos en un primer momento fue nula. El mismo P. Sobrino cuenta que es hasta los acontecimientos del “Asesinato del P. Rutilo Grande”, donde tiene algún contacto con Monseñor. Pero las cosas cambian, y los caminos se hacen al andar, igual que las amistades. 

M. Romero, el obispo defensor de los pobres, el hombre que llego a ser “la voz de los sin voz”, no es la misma persona que un día vio con recelo a los “curas progresistas”, no es la misma persona o no tiene la misma perspectiva de ellos y su forma de hacer vida el Evangelio. Algo le paso, unos le llaman conversión, yo lo llamo “Encarnación en la redilad del pobre”. M. Romero había decidido actuar y transformar desde el Evangelio, la realidad de pobreza de El Salvador. Y ahí se da el encuentro de caminos, la realidad del pobre es donde convergen M. Romero y los Teólogos de la Liberación, convergen por algo común: “su sueño de transformar la realidad salvadoreña”. 

Y así empieza un acompañamiento y trabajo colaborativo entre Romero y muchos de los curas y teóricos aliados a la Teología de la Liberación. El P. Sobrino, el P. Ellacuría y otros se vuelven colaboradores del Arzobispo. A tal grado que el P. Sobrino le escribe un discurso que M. Romero leyó el día que fue investido con el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Lovaina de Bélgica. 

A quienes dicen que M. Romero no tiene relación con la Teología de la liberación, les recuerdo que un Teólogo de la Liberación tuvo el privilegio de “escribirle un discurso tan importante para M. Romero, donde este expone la Dimensión Política de la fe desde la opción preferencial por los pobres”. Si M. Romero no confiaba en la Teología y los Teólogos de la liberación, por qué acude a ellos con semejante solicitud. La reconciliación es simbólica, los pobres fueron el lugar donde M. Romero y la Teología de la Liberación encontraron su punto de comunión, y es curioso que en esa realidad, también Dios puso su común unión con la humanidad, encarnándose en lo pobre y sencillo. 

______________________

[1] Primer momento: Obedece a los años previos a que M. Romero fuera electo como Arzobispo de la Arquidiócesis de San Salvador. Intentando dar unos años nos referimos al tiempo que va de 1970 a 1977. Solo por colocar una fecha. 

[2] Semanario Orientación: periódico semanal editado y publicado por la Arquidiócesis de San Salvador. 

[3] Horizontalización del mensaje cristiano: para M. Romero, la cristología del P. Sobrino (en un primer momento), era una reducción del mensaje cristiano, ya que priorizaba y enfatizaba más una salvación histórica que trascendente. 

[4] Misa Única: es la decisión que M. Romero tomo por hacer una sola eucaristía en toda la Arquidiócesis de San Salvador, como señal de repudio y denuncia del Asesinato del P. Rutilio Grande SJ (12 / 03 1977). 

[5] La lectura de la biblia por parte de los pobres, cobra un sentido nuevo y revolucionario. No es lo mismo leer la biblia (por ejemplo las bienaventuranzas) en un mundo de bonanza y riqueza que en un mundo de pobreza y exclusión.

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