Social Icons

twitter facebook google plus Youtube

martes, 13 de agosto de 2013

Metamorfosis de lo sagrado (Nahúm Ulín)

El presente texto es un comentario personal de una lección inaugural, dada en el año 1998 por el teólogo Juan Martín Velasco, en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona.


     
En nuestra cultura occidental, después de la invasión española, lo sagrado ha connotado lo incuestionable, lo incorruptible, hasta lo inalcanzable. Más de cinco siglos nos han hecho entender, a través de medios no tan educativos, cómo deber de ser el acceso a Dios: un acceso único, difícil de transitar, con requisitos casi inalcanzables de cumplir, en gran medida, exclusivista e impositivo. La tradición cristiana católica se ha considerado, a través de tanto tiempo, “la verdadera y única vía de acceso al misterio”, en el tan duro refrán: fuera de la Iglesia no hay Salvación (Extra Ecclesiam Nula Salus).


Era normal, a partir de lo anterior, considerar lo religioso como punto de partida para la convivencia familiar, en el barrio, en la sociedad, en las labores cotidianas. Dios se entendía solamente desde las coordenadas religioso – cristiana – católica. Otra forma de acceder a Dios era invisibilizado, no tomado en cuenta, sujeto de críticas contundentes. Como radical y doliente ejemplo, pongo la anulación de nuestra cultura indígena y su disolución, en muchos de los casos, en medio del cristianismo occidental. Hasta nuestros tiempos se observan episodios de esta experiencia de colonia y conquista española, pues, se sigue insistiendo en que la fe debe de imponerse, no importando los procesos humanos que atraviesa el “neófito”: la ley primero, la persona después, esa es la consigna hasta nuestros días.


Viendo con honradez nuestra realidad actual, esta experiencia de acceso al misterio ha ido cambiando, pues, especialmente nuestros jóvenes están exigiendo nuevas formas de leer el evento del paso de Dios en la realidad humana. Ahora no es necesario hablar de Dios desde lo religioso o, en el mayor de los casos, desde la Iglesia, pues, esta última está atravesando, actualmente, un tiempo de crisis interna que deriva en su praxis pastoral y de coherencia de vida cristiana. Pedofilia, corrupción, lavado de dinero, complicidad con políticas inhumanas, misoginia institucional, tráfico de influencias, son múltiples experiencias que están exigiendo un cambio, una metamorfosis de parte del ala clerical de la Iglesia.


Algo importante a mencionar es la pluralidad de accesos que hoy se conocen para conocer al misterio, no sólo hablando de las religiones históricas, sino, de “expresiones civiles” (religión civil) de acercamiento a Dios: un Dios que campea en la cotidianidad de la realidad humana, en el laos, y es donde se menciona, con gran y sutil importancia, que la toda realidad humana es sagrada (res sacra homo)


Una religión sin Dios o una religión del ser humano divinizado es el insistente grito de los seres humanos que hoy desean y buscan accesar al edificio de la experiencia del misterio. Por ser seres humanos, somos constantes buscadores de equilibrio y experiencias que sacien la sed de la trascendencia entendida, desde nuestras coordenadas latinoamericanas, como encuentro con la dignidad y desarrollo humano. Lo religioso en nuestros días, en el mayor de los casos, sabe a hipocresía, a doble moral, a lugar en el que sólo participan abuelas y abuelos, a sólo ritualidad, a sólo rezos, no a la alegría y el compartir solidario que suscita la convivencia cotidiana.


Ante lo último, hablando desde la trinchera juvenil, desde sus gozos y esperanzas, no se puede hablar de Dios desde la imposición, desde el sólo y el compulsivo cumplimiento de normas, desde el repetir oraciones y nada más. Una religión que implique la vida y sus sensaciones, sus intuiciones, sus proyectos, sus anhelos. ¿Por qué a la juventud de hoy, en el mayor de los casos, la religión ya no les dice nada, ya no es capaz de generar esperanza y búsqueda de la realización personal? Considero lo anterior, desde mi vivencia cotidiana con ellos y ellas, un reto que nos invita a seguir explorando maneras, espacios, formas, métodos creativos y proactivos para que Dios suene a dignidad y no a intimismo, que nos invite a vivir con intensidad, más que rechazar la vida y sus manifestaciones.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario

 

Reproductor de Música

Canto en Libertad

Curso de Dinámicas para Líderes

Seguidores